¡Archivos libres! Arte

Andrea Fernández-Vegal Avilés
Creadora visual
29 Nov 2020

Quiero hablaros de una imagen que he encontrado en la Biblioteca Nacional de España (BNE), del nomenclátor y de los archivos de imágenes antiguas. Pero antes de empezar quiero daros una buena noticia a propósito de mencionar la BNE y así alegraros el primero de diciembre: hoy hace un mes que la Biblioteca Nacional de España liberó más de 30 millones de imágenes digitalizadas de la Hemeroteca Digital y la Biblioteca Digital Hispánica para su descarga, uso, modificación y distribución libre. Un regalo para editoriales, creativos, diseñadores y artistas, pero también para la difusión de la cultura y el conocimiento.

Como ya os he dicho, quiero hablaros de una imagen que he encontrado en este archivo de documentos. La imagen es esta:

Un marco. Un marco que no enmarca nada. Un marco del que su personaje ha escapado y ya no es nada más que un marco. Solo tenemos una pista para saber quién es aquel personaje huidizo: el personaje ha olvidado llevarse su nombre consigo. En la parte inferior vemos una inscripción que pone “Don Francisco Gómez de de Quebedo Villegas”. Bueno, seguro que os estaréis preguntando qué tiene que ver esto con el nomenclátor.  La materia prima de mi trabajo como creadora visual son los archivos de imágenes y esta imagen me ha recordado a un proyecto que llevo a cabo con Júlia Peréz Gonell que presentaremos en 2021 sobre el nomenclátor de Barcelona, en el cual los archivos de imágenes juegan un papel importante. En el proyecto ponemos de manifiesto cómo el acto de nominación ha perdido, en la metrópolis, su esencia significativa e histórica para pasar a ser una referencia en el caos, una línea sobre el plano.

Júlia y yo volvemos a cargar de peso histórico estas referencias nominales de la urbe. Visibilizamos encuentros imposibles y anacrónicos entre personajes del nomenclátor de Barcelona que se cruzan en las esquinas de la vía pública. Uno de los encuentros es el de Quevedo con John Lennon, que se cruzan en una esquina del barrio de Gràcia, al igual que Goya y Mozart o Arnold Shorenberg y Giuseppe Verdi. Estas esquinas, que como transeúntes usamos para encontrarnos, suceden en la metrópolis post histórica, o más bien, en la que vive a pesar de la historia. Las esquinas se alzan asimbólicas, cargando con nombres que no identificamos. Pero la fuerte carga ideológica y simbólica de los nombres pasa desapercibida y sigilosa ante nuestros ojos, dejando con ellas un nombre vacío de significado.

 

 

Durante el periodo de cuarentena, Júlia y yo estuvimos enviándonos cartas que personifican a estos personajes. Pero la correspondencia no la escribimos únicamente nosotras, sino que la hicimos mediante la técnica del collage, recortando fragmentos de las correspondencias privadas de estos personajes que encontrábamos en archivos digitalizados o en ediciones que han recopilado esta información. El fin es rehacer una nueva conversación a cuatro voces mediante la reutilización de fragmentos del pasado para que la historia aflore de estos nombres mudos tallados en piedra. Se trata de una correspondencia de voces que se han perdido entre el ruido urbano, de un encuentro imposible que la ciudad nos impone y que queda oculto. Mar Arza, en su obra Poema de certa estructura comparable a una ciutat que realizó con Chiquita Ediciones para la exposición Barcelona Plan B, habla también del nomenclátor. La artista traza un mapa en el que constan calles que no abogan por esta carga ideológica y política encubierta, sino que nombran la vida, la creatividad, la naturaleza y lo humano. Aparecen nombres como carrer de l’oblit, carrer de l’eterna memòria, plaça de les cascades, placeta dels blaus o jardins de la calma. Todos ellos nos  sitúan en una cartografía lingüística de lo común y lo colectivo. Son formas diferentes de hablar de esta carga ideológica encubierta de las ciudades, Mar en este caso las invisibiliza y pone el acento en aquello que se halla en las vivencias y lo cotidiano y nosotras en cambio las ponemos de manifiesto, pero en ambos trabajos lo hacemos desde la poética.

Es por eso que al toparme con esta imagen he pensado en este proyecto. Al igual que el personaje histórico del marco que se ha fugado de la representación y nos ha dejado únicamente su nombre, los personajes que dan nombre a las calles se han ido y nos han dejado letras vacías. Es solo una referencia que nos ayuda a ubicarnos en la ciudad. La digitalización de imágenes antiguas para su uso libre es una práctica que cada vez está más extendida. Esto abre la puerta a un lugar repleto de un vasto cuerpo histórico, en ocasiones anónimo y mudo, que pide a gritos ser analizado y revisado. Para que a estos archivos no les ocurra lo mismo que a las calles o a la imagen del marco y acaben siendo documentos sin historia deben ser revisados. Estas vastas cantidades de imágenes al alcance de todos dan a luz a nuevas líneas de creación e investigación y con ello nuevas maneras de analizar y rehacer la historia. Es por ello que hago un llamado a artistas, diseñadores, creadores y pensadores de todo tipo para que revisen y hagan uso de estos archivos y que así no caigan en el olvido.