El llibre dels passos perduts

Publicación que reflexiona sobre el confinamiento durante el primer estado de alarma provocado por la pandemia: una situación excepcional nunca antes vivida o imaginada que nos mantuvo en casa durante 100 días. En ese tiempo, Isabel Banal realizó un frottage de las suelas de todos sus zapatos que permanecían en las cajas sin poder usarlos.

El título de la publicación es por una parte la descripción literal de lo que sucedió, los pasos que no pudimos dar, y por otra hace alusión a las salas que reciben este nombre, normalmente en espacios de poder: como el salón de los pasos perdidos en el Congreso de los Diputados o el Senado en Madrid, o el pasillo de los pasos perdidos en el Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, etc.

En el libro se relacionan así los dos ámbitos donde nos movemos: el hogar, el espacio íntimo (tradicionalmente asociado a lo femenino) y el espacio llamado público (tradicionalmente asociado a lo masculino).