Noche de Reinas 2025 Simbología

Chiquita Room
14 gen. 2025

La pasada Noche de Reinas fue la séptima celebración consecutiva de la víspera de la Epifanía en la galería y, como es tradición, realizamos una lectura colectiva de tarot con Cecilia, Saya y Susanna, las tres mujeres que nos ayudan desde la primera vez a interpretar los símbolos de las cartas para explorar los valores e intenciones que nos guíen en el nuevo año. Una de nuestras tres reinas, Susanna, nos propone inspirarnos en la tradición oriental del término sankalpa, cuyo origen sánscrito combina San (conexión con la verdad más elevada) y Kalpa (voto o propósito espiritual). Este enfoque nos invita a reflexionar sobre la actitud idónea para afrontar el año con claridad y propósito.

En la tirada colectiva, las tres reinas barajan las cartas en representación de todas las personas presentes, siguiendo un orden que simboliza el viaje del ego al ser y que hace que el tarot revele los símbolos o arquetipos que traen luz sobre contenidos inconscientes. Susanna pregunta al público que alguien elija un número entre el y el 22. La primera respuesta es el número 7, que asigna la carta de La Sacerdotisa (2) a la posición del “sí” o la tesis, representando aquello que nos ayuda. Otra persona elige el 2, que coloca la carta de El Sol (19) en la posición del “no” o la antítesis, simbolizando lo que nos entorpece. Una tercera persona escoge el 17, que resulta en la carta de La Justicia (8) al revés para la posición de la síntesis, y una última elige el 6 sacando como consecuencia la carta de El Mago (1). La suma de los números a los que corresponden las cuatro cartas (2 + 19 + 8 + 1) da como resultado el número 3, que resulta siendo la carta de El Mundo (21) para la posición central de la cruz. Esta carta es considerada el valor máximo y clave de la tirada.

La Sacerdotisa (2) en la postura del sí simboliza la búsqueda interior y de valores personales, especialmente en este año de transición, en que las estructuras tradicionales nos van a resultar del todo ineficaces. Este arcano nos invita a priorizar el conocimiento interno y reflexionar sobre nuestro camino, incluso revisitando conocimientos del pasado que habíamos dejado de lado. La energía femenina de esta carta corresponde a la no acción, la incubación ideal para estudiar, investigar y explorar a fondo nuestras intuiciones. También es una carta que representa la conexión con lo secreto, desafiándonos a entender la realidad más allá de las apariencias mediante un enfoque intuitivo. Además, la Sacerdotisa disuelve la barrera entre el mundo material y espiritual, haciendo evidente su interconexión.

En la antítesis, la carta de El Sol (19) simboliza el calor y la protección externa que ya no nos protegerá. El muro que aparece en su dibujo y nos brindaba seguridad desde el exterior ya no es confiable ni acogedor. El Sol es el símbolo abstracto de lo masculino, opuesto a la Luna, que representa lo femenino universal. En esta postura, se cuestionan los valores patriarcales, que han regido durante 5.000 años. La luz del sol, que antes iluminaba, ahora puede cegarnos, mostrando que lo que antes nos proporcionaba estabilidad ya no nos sirve. Es un momento idóneo para buscar y redefinir nuestros propios valores, ya que las estructuras antiguas están en crisis profunda.

La Justicia (8) al revés indica que debemos alejarnos de la tendencia a juzgar o sentenciar, tanto externamente como internamente. Nos invita a abandonar la crítica y a no caer en la necesidad de control o en estructura rígidas, ya que el cambio es inevitable y las sorpresas están por llegar. Esta carta nos advierte de que los sistemas, estructuras y valores establecidos, incluidos los legales, ya no serán fiables, y deben ser cuestionados. En un mundo en plena transformación, la resistencia al cambio y el afán estricto de control podría prevalecer, pero es necesario buscar nuevos valores de justicia que se adapten a la nueva realidad.

La carta de El Mago (1) como resultado representa el inicio de un cambio radical, el comienzo de un nuevo mundo a largo plazo, aún en sus etapas iniciales. Las reglas del juego están cambiando y habremos de “hacer magia” utilizando las herramientas a nuestro alcance para crear algo nuevo. Esto implica un proceso creativo para reconstruirnos y enfrentarnos al mundo desde un nuevo comienzo, un reinicio que nos transforma en nuevos individuos que interactúan en un sistema, pero no con las herramientas del sistema, sino con sus propias herramientas espirituales y habilidades alquímicas, adoptando una postura de creadores ante este nuevo inicio. Aunque no sabemos exactamente a dónde nos dirigimos, debemos actuar y adaptarnos sobre la marcha al mundo nuevo y a esta nueva forma de estar en el mundo.

La carta de El Mundo representa un juego con los 5 elementos (aire, agua, tierra, fuego, éter) en la búsqueda de la piedra filosofal para convertir los que nos da la libertad de elegir en qué queremos convertirnos y qué mundo queremos crear. La varita de la figura humana en El Mundo nos conecta con lo superior, con la magia y la imaginación, permitiéndonos actuar según nuestra propia visión. Esta carta simboliza el nacimiento de una nueva era llena de esperanza. A la vez que estamos en un gran cambio tecnológico, seamos más o menos conscientes de ello, estamos avanzando hacia una nueva humanidad. Este cambio nos lleva a reubicarnos como seres humanos, considerando el papel que desempeñarán las máquinas en nuestras vidas y es crucial reflexionar sobre cómo nos relacionaremos con ellas o cuál será nuestro rol en este nuevo contexto. El ser humano no está en el centro del mundo, pero sí está en el centro de su propio ser. Desde allí, debemos encontrar nuestro lugar en el mundo y adaptarnos al nuevo paradigma.

En una tirada individual, la carta de El Mundo puede interpretarse como un llamado a actuar como si el resultado de lo que buscamos ya estuviera dado, es decir, encarnar lo que deseamos lograr desde el principio. Por ejemplo, si buscamos un trabajo, debemos actuar como si ya lo hubiéramos conseguido. El foco está más en la actitud y los valores que en el resultado final. Lo importante no es lo que vamos a obtener, sino cómo emprendemos el viaje. Esta carta simboliza la realización personal, recordándonos que debemos alinearnos con nuestra verdad interior, sin dejar que los resultados externos nos definan. En este sentido, lo mejor que podemos hacer es entregarnos al mundo tal como somos, vibrando desde nuestra esencia personal, más allá de lo colectivo.

A medida que nos conocemos más, nos damos cuenta de que gran parte de nuestra vida ha estado enfocada en los valores externos. Ahora, tenemos la oportunidad de rescatar un ser más profundo, arcaico. El autoconocimiento y la acción conectan con nuestra propia magia y nos permiten encontrar un nuevo lugar en el mundo y hacernos la gran pregunta: ¿Qué mundo queremos crear? Si participamos en este mundo, debemos hacerlo desde nuestros valores más genuinos, conscientes de que los valores estructurales previos ya no nos sirven. Es el momento de ser el cambio que deseamos ver, asumiendo nuestra responsabilidad. Es probable que lleguemos a ver cosas muy extrañas que no terminaremos de entender o que nos sublevarán, por lo que lo mejor que podemos hacer es refugiarnos en los valores internos y en el silencio, experimentando y ejerciendo nuestro papel como un descubrimiento propio.