Eva Vázquez Abraham

Mi madre es filipina y mi padre barcelonés. Crecí en un entorno con una curiosa mezcla de elementos orientales y occidentales que han definido mis intereses, mi trabajo y mi filosofía de vida. Dibujo y pinto desde que empecé a caminar. Mis juguetes favoritos eran lápices, pinceles, telas y lanas (objetos y materiales que con el tiempo se han convertido en mis herramientas de trabajo). De pequeña coleccionaba cuentos de animales y también sobre países lejanos. Soñaba con ser veterinaria pero como me aterrorizaba la idea de diseccionar seres vivos, cuando fui un poco más mayor decidí estudiar Bellas Artes (lo que paradójicamente resultó ser otra manera de diseccionar la vida). En la facultad fui a parar casi por casualidad a una asignatura llamada Simbolismo, cuyo contenido me enamoró y me despertó las ganas de seguir estudiando. Así que al cabo de un tiempo me matriculé de nuevo en la universidad para estudiar Filosofía. Todos esos años compaginé mis estudios universitarios con otra de mis grandes pasiones, la danza, que me acompañó casi a diario durante 20 años.
Mi trabajo artístico es una mezcla en la que se entretejen y conectan todos estos elementos. En mis obras investigo acerca de la interrelación entre experiencias internas y mundo exterior, el cuerpo como vehículo, contenedor y paisaje, la naturaleza y sus procesos, el ser humano como animal que trata de disimular su identidad, las metamorfosis, y las analogías morfológicas que nos permiten volver a identificarnos con la naturaleza que somos.

Considero el conjunto de mi trabajo como un gran mapa en el que voy construyendo una interpretación personal del mundo interior y exterior. Un autorretrato donde describo mis experiencias a modo de diario de viaje.