Caer y levantarse, un talento en femenino Música
Historiadora del arte
19 Oct 2020
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19th of October 2020Who
Andrea LuñoCategory
MúsicaShare
En Chiquita Room el próximo jueves 22 de octubre tendremos dos sesiones de escucha de la pieza Falling, integrada en la exposición Time Bends as We Come Closer de Pedro Torres, un paisaje sonoro compuesto por tres piezas musicales de tres compositoras: Walking & Falling (1982), de Laurie Anderson; Falling (2011), de Meredith Monk; y Falling, Catching (2010), de Agnes Obel. En esta obra, el artista hace una reflexión sobre el hecho de caer, y como nuestros cuerpos experimentan constantemente este movimiento a causa de la bastante gravitatoria. Andar es un permanente caer para levantarse. En esta obra el artista también hace una reflexión desde una perspectiva de género, sobre la carencia de mujeres en la Historia de la Física y de la Ciencia, y es por eso que las tres piezas musicales son de mujeres artistas.
Pero, como sabemos, esto no pasa solo en el mundo científico, y es que en esta habitación nos encanta hablar de mujeres que hacen cosas y creemos que hay que reivindicarnos, y darnos el valor y el lugar que nos pertenece en la Historia, y en todas las historias y las disciplinas. Es por eso, que aprovechando esta pieza musical y una lista de spotify que nos acompaña, me gustaría acercaros a tres personajes, tres mujeres compositoras que merecen su espacio dentro de la Historia de la Música, a menudo eclipsado por los grandes maestros que lo han estado desde una vida de privilegios.
Y remontando al siglo XVI, encontramos a Francesca Caccini nacida en Florencia el 1587. Compositora, cantante, profesora de música y poeta, y la primera mujer a componer una ópera. Fue intérprete en la Corte de Enrique IV y se consagró como artista bajo la protección de Cristina de Lorena Medici — que de hecho, durante los Medici hubo muchas mujeres líderes en el mecenazgo artístico —. Caccini cautivó todo el paradigma europeo musical del Renacimiento. Su gran éxito fue la ópera La liberazione di Ruggiero dall’aísla, la primera obra de este género musical en volverse internacional en Italia.
Tiempo más tarde, nacida el 1819 encontramos la pianista y compositora, Clara Wieck (conocida como Clara Schumann, después de casarse). De hecho, su genialidad fue clave para difundir la obra de su pareja, Robert Schumann. Clara fue pianista, compositora y profesora de piano. Autora romántica que hechizó todo el círculo musical contemporáneo, hasta el punto que un escritor vienés denominado Franz Grillparzer, escribió un poema titulado “Clara Wieck & Beethoven” después de escucharla tocar. Aun así, siendo mujer no fue fácil formar parte circuito intelectual que le rodeaba, y sintió que ese no era su lugar. Schumann sentenció: Hubo un tiempo en qué yo creía tener talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no tiene que tener deseo de componer, si nadie lo ha hecho, por qué yo podría hacerlo?
Es por cosas como esta, que todavía tengo más ganas de visibilizar artistas y creadoras y de seguir aprendiendo de mujeres emblemáticas. Y otro de los ejemplos infinitos que podríamos poner es Alma Schinder (conocida como Alma Mahler). Vienesa del 1879, compositora a la cual privaron de vivir libremente y dejó de ejercer después de casarse.
Es conocida como La novia del viento en la obra de Oskar Kokoschka, y lleva este nombre porque Alma siempre fue una mujer libre, empoderada, que cautivó la Viena finisecular. Hay teóricos del arte que dicen que es el personaje femenino que aparece en la obra El Beso de Gustave Klimt.
A pesar de que tenía gran talento por la música, su obra es bastante escueta. Solo conocemos de ella dieciséis lieders. Un lied es una canción lírica breve, un poema musicado a una sola voz normalmente acompañada de un piano. Mahler tuvo que dejar la música, puesto que se vio obligada por Gustav Mahler antes de casarse. Este le impuso firmar un contrato renunciando a su faceta de compositora, así que posteriormente a su matrimonio, la dedicación de Alma fue corregir las composiciones de su marido. Después de la muerte de Gustav, ella volvió al terreno artístico, participando en la escuela Bauhaus. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo que exiliarse a los EE. UU, y ya nunca abandonó la práctica artística.
Las mujeres descritas en este artículo, son algunos ejemplos de todos los que podríamos poner. Y aunque no debemos olvidar que eran mujeres que formaban parte de las élites sociales de la época y que su condición de clase les permitió ascender y formar parte del circuito intelectual, también sufrieron discriminaciones y conflictos por su condición de género. Y al fin y al cabo, son una excusa para reivindicar que sí que hay mujeres en la Historia, y en todas las disciplinas: en la física, la química, la música o en el arte; pero para conocerlas, y debido al sistema patriarcal en el que vivimos, tenemos que trascender victimismos y paternalismos, profundizar, leer e investigar. Y de este modo, darnos el lugar y el espacio que nos pertenece.